15 de abril de 2011

Pain

 

Hoy tenía turno al dentista.

El hedodoncista, para ser preciso. Resulta que desde el año pasado, más o menos sePtiembre, me dolía mucho una muela. Como soy de dejar algunas cosas para último momento, eso sucedió con mi pobre muela cariada. Cuando fui al hospital de mi obra social me dieron unos super-mega-archi-antibióticos compuestos y me mandaron a casa.

Cuando volví, me dijeron que estaba todo bien. Cuando volví, me dijeron que iba a conducto, pero que en el hospital no hacían, pero que cuando vuelva de las vacaciones vaya y que capaz que ya sí hacian. Me fui de vacaciones. Cuando volví, me limpian y dicen que me salvé. Cuando volví, van a empezar el conducto pero me avisan que lo iba a tener que terminar en otro lado porque ellos sólo lo empezaban (?).

Y como la mayoría de la gente acá, terminé en un privado. Muy respetable el lugar, el precio no era demasiado alto, y te tratan muy bien.

Pero todo empezó mal. Primero, el turno era a las tres pm. Eran las tres Y CINCO y no me habían hecho pasar todavía. La gente que no respeta horarios me pone de la cabeza. El otro día casi me agarro con la profesora de biología porque estaba en el laboratorio metida con los chicos y no me los largaba y ya había empezado la hora de inglés. Pero me mordí la lengua y no dije nada. Pero estaba loooooco.

Segundo, estaban pasando música de Diego Torres. Qué horror. Eso fue en el lobby, porque en el consultorio la doc estaba con ‘Copacabana.’

¡Tercero, eran menos veinte y no me hacían pasar! Y cuarto me tuve que tragar una revista Semanario del mes pasado, del embole. Si sabía me llevaba todo lo de la revolución francesa que tengo que leer para el lunes.

Peor que todo eso, la anestesia no me hacía efecto y me pincharon como cinco veces. Todavía me duele. Es lo único que me duele. EL fucking pinchazo. Sólo espero no tener que volver.

Pero lo peor de lo peor de lo peor de todo, y lo más doloroso, fue que cuando terminó el disco de Diego Torres, arrancó Luciano Pereyra. Si escuchar eso mientras esperás en un consultorio no es dolor, ¿qué es?

Luciano Pereyra